viernes, 27 de enero de 2012

Lo voy a contar como si fuera un chiste

Esto era un tío que tenía un perro.
Total que va el tío, que estaba tomádose el café viendo Saber y Ganar, y se levanta para ir a la cocina un momento, y cuando va a entrar, de repente pisa una meada del perro, y como lleva unas zapatillas de estar en casa con la suela más plana que los neumáticos planos de la fórmula uno, pues se mete una hostia en el pasillo que no se parte la crisma de milagro.
Entonces el tío va, y con la misma zapatilla que le ha hecho patinar y eslomarse, va persiguiendo al perro, que sabe perfectamente lo que ha hecho y huye a toda velocidad.
Total, que como no consigue pillar al cabrón del perro, va el tío y le tira la zapatilla a ver si con un poco de suerte el perro asocia una zapatilla voladora impactándole en el morro con el mensaje: "No mear en el pasillo ni en ninguna otra zona del interior de la casa". Pero el perro lejos de captar ningún mensaje, lo que hace es esquivar el proyectil como un ninja y esconderse debajo de la mesa hasta que al tío se le ocurra ir a la nevera a ver si queda algún Mon Chery con el que pasar el mal trago, y se vayan calmando las aguas.

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